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¿QUÉ ES UN ATAQUE DE ANSIEDAD?

  • “Llevaba un tiempo sintiéndome mal, no podía respirar, tenía problemas de estómago, me resultaba imposible concentrarme,…. 

Hasta el domingo lo había podido controlar pero, de repente, y sin ninguna causa directa, empecé a no poder respirar. Pensé que se me pasaría pero fue a más. No podía levantarme porque me caía, no podía respirar, pensé que me iba a morir, que no iba a llegar al médico, me temblaba todo. Pasé un miedo terrible”.

  • “Una noche, en la cama, me empecé a sentir mal…no era un mal conocido, era como si de repente tuviera algo metido en la garganta, algo que en un poco rato empezó a impedirme respirar, o eso pensaba yo…en cualquier caso el proceso se fue agudizando de tal manera que el pánico empezó a apoderarse de mí. No le tengo especial miedo a la muerte pero en aquel momento mi mente dejo de actuar con normalidad y solo experimentaba un miedo intenso”.
  • “…sentía que me faltaba el aire, estaba mareado y estuve a punto de desmayarme, estuve hospitalizado 3 días y después de rigurosos exámenes los médicos no pudieron detectar ninguna anormalidad”.

Quizá a muchos os suenen estos testimonios porque se trata de algo que manejamos con naturalidad en el día a día pero sin embargo existen muchos vacíos y dudas acerca de qué son los ataques de ansiedad.

Un ataque de ansiedad, también conocido como un ataque o crisis de pánico o de angustia, es una respuesta del cuerpo después de estar sometido a alguna situación de mucho estrés, que puede ser puntual o bien ocurre en personas que sufren de ansiedad generalizada. Puede también aparecer sin causas previas.

En ellos aparece de forma temporal y aislada miedo o malestar intenso acompañado de cuatro o más de los siguientes síntomas, que se inician de forma brusca y alcanzan su máxima expresión en los primeros minutos:

1. Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca.

2. Sudoración.

3. Temblor o sacudidas.

4. Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.

5. Sensación de ahogo.

6. Dolor o molestias en el tórax.

7. Náuseas o malestar abdominal.

8. Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.

9. Escalofríos o sensación de calor.

10. Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).

11. Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).

12. Miedo a perder el control o de “volverse loco.”

13. Miedo a morir.

**Datos curiosos **

  • En un zoo un borracho saltó a la jaula de los tigres y uno de ellos “Sufrió un ataque de ansiedad y miedo y durante horas permaneció acurrucado en un rincón de su jaula, rehuyendo cualquier tipo de contacto”.
  • Marilyn Monroe es el símbolo ardiente de la cultura pop. Sin embargo, sufría de ataques de ansiedad en medio de las grabaciones, esto debido a su inseguridad como actriz, por lo que prefería medicarse y pasaba horas sedada.
  • Una nueva investigación de la Universidad de Wisconsin-Mádison relaciona la ansiedad con aumentar el sentido del olfato. 

Como siempre digo, conocer las debilidades es lo primero para tomar cartas en un asunto, así que espero que os haya servido este post para diferenciar lo que sí es una crisis de lo que no lo es. En el próximo post hablaremos sobre las causas de los ataques y algunas ayudas para afrontarlos, ¡no os lo podéis perder! ¡Será el último del año!

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