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PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO

Hace tiempo leí esta historia:

Fábula del místico árabe Sa’di: 

Un hombre que paseaba por el bosque vio un zorro que había perdido sus patas, por lo que el hombre se preguntaba cómo podría sobrevivir. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en su boca. El tigre ya se había hartado y dejó el resto de la carne para el zorro.

Al día siguiente Dios volvió a alimentar al zorro por medio del mismo tigre. Él comenzó a maravillarse de la inmensa bondad de Dios y se dijo a sí mismo: «Voy también yo a quedarme en un rincón, confiando plenamente en el Señor, y éste me dará cuanto necesito».

Así lo hizo durante muchos días; pero no sucedía nada y el pobre hombre estaba casi a las puertas de la muerte cuando oyó una Voz que le decía: «¡Oh, tú, que te hallas en la senda del error, abre tus ojos a la Verdad! Sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado».

Comienza un nuevo año y con él siempre nuevos propósitos y sueños que cumplir: ir al gimnasio, dejar de fumar, aprender inglés…

Esta costumbre de hacer planes es admirable y plasma una buena voluntad por mejorar en lo posible, que dice mucho en favor de aquellas personas que, con verdadero tesón, siguen intentado prometerse al comienzo de cada año nuevo, saber vivir mejor, no caer en los mismos errores, superarse, emprender nuevos proyectos, asumir retos…  
 

El problema radica no tanto en los buenos propósitos como en la manera más eficaz y práctica de llegar a convertirlos en realidad.

**Algunos estudios indican que por lo menos 9 de cada 10 de estos propósitos no se alcanzan.**

Existen numerosas pautas para ayudarnos a cumplirlos: 

-que sean realistas, 

– que involucren a otros, 

– apuntarlos en la nevera, etc. 

Pero para mí la más importante tiene que ver con la ACTITUD: ¿Qué serás, tigre o zorro?

Mis mejores deseos para el 2015. Nos leemos el jueves 😉

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